miércoles, 20 de febrero de 2008

EL PIE IZQUIERDO(HISTORIA)

Gabriela despertó en un obscuro vacío. No sabía dónde estaba, pero su vientre adolorido y su cuerpo desnudo le contaban aquello que había sucedido y que tanto tiempo estuvo dando vueltas en su cabeza hasta ese momento. Estaba recostada en algo, quizás el suelo, pues era una superficie dura, helada; tanto que dolía...


Aunque el dolor de su cuerpo casi se lo impedía, se levantó de ahí. Poco a poco fue formando unos pasos y caminó sin dirección, sin algo que le ayudara a descubrir el sitio o acaso saberse acompañada de algo.



Sintió entre sus piernas cómo un líquido tibio se fue deslizando. Salía de ella y lo tocó para tratar de percatarse de lo que se trataba. Estaba tan confundida, tan aturdida. La espesa oscuridad no le permitió ver el líquido.



"Estás sangrando, mamá" – escuchó- "Toma este trozo de tela y límpiate". "¿Quién eres? ¿Mamá? ¡Yo no soy tu mamá! – respondió Gabriela con temor y confusa -. Después, la voz de niño, casi angelical, se volcó un quejido y luego llanto, como si hubiese sido regañado o, acaso, desconsolado.



"¿Dónde estamos? – preguntó Gabriela - . "Mami, me duelen mis hombros" – dijo la voz del niño - ¿Me das un abrazo?". "¡No te puedo ver y no soy tu mamá!" – replicó Gabriela - . El niño nuevamente lloró. "Eres mala, mami, eres mala" – dijo el niño y se escuchó el acelerar de sus pasos que se alejaban de ella - . "¡No te vayas, dime dónde estoy!" – gritó Gabriela, sin obtener respuesta - . Siguió caminando.



Con sus manos tocaba las paredes que eran como de un hueco, una cueva o un pasillo; no lograba descifrarlo.



Después de casi veinte minutos de caminar, agotada, poco a poco se sentó, soportando el dolor que en su vientre insistía. Por momentos el dolor era muy intenso y después se desvanecía. Ya casi se quedaba dormida, cuando una nueva voz le hablaba: "Mamá, ¿Quieres agua? ¿Te sientes bien?" – preguntó otra voz, esta vez de un adolescente que insistía en atender a Gabriela. "Dime dónde estoy, por favor" – insistió Gabriela en obtener respuestas. "Mamá, imagínate lo que yo he sentido todos estos años aquí. He crecido solo, sin ti ni mi padre, a pesar de que él me quería – decía el joven - . ¡Me parezco mucho a él, mami!". ¿Tu padre? ¿Quién es tu padre y porqué me llamas mamá? – Gabriela, desconcertada, preguntaba; no entendía todo aquello. "Mamá, me duelen mucho mis piernas y estoy sangrando. Ya no puedo más" – dijo el joven y nuevamente el alejarse de los pasos se hizo escuchar hasta que el silencio absoluto capturó aquél extraño espacio - .



De pronto, Gabriela atravesó por un momento de inmenso dolor en su vientre que le pareció eterno. Su vientre era como atacado por algo. El dolor era insoportable, nunca lo había experimentado. Envuelta en el delirio, en su mente que al principio estaba en blanco comenzaron a presentarse imágenes que no tenían sentido. Todo era incoherente. Como fotografías de su niñez, de su llanto y alegría, de paseos familiares, de sus padres, un coro donde se encontraba, una fiesta rodeada de tantos gente, adultos, jóvenes y niños; sus amigos más cercanos; luego un hospital, doctores, sonido de llantos de bebés, de niños, de adultos. Gritaba que aquél delirio terminara y con su cuerpo sufriendo trataba de huir pero no podía. De pronto, todo acabó.



El dolor se acabó, al igual que la insistencia en su mente de aquellas imágenes. En su rostro solo podía sentir el caer de sus lágrimas. "Mamá, encontré una linterna, ¿Quieres que te muestre el camino? – le preguntó una tercera voz, ahora de un hombre maduro. Es muy tarde ya en mi vida, mamá – decía el hombre – ya no podré jugar con papá o ser padre, ni tener esposa o una vida exitosa. Mis abuelos ya tienen mucho tiempo detrás de "la puerta" y yo no los conocí". "¿Abuelos? ¿Quiénes? ¡Dime dónde estoy y quién eres tú! – ahora exigía Gabriela - . "Mamá, mi cabeza fue arrancada de mi cuerpo y fui mutilado por ese objeto. Yo era sano y luché con todas mis fuerzas pero no pude detenerlo. ¿Por qué no me ayudaste, mamá? – se lamentaba aquélla voz de hombre - .



¿En dónde estamos? ¿Por qué no enciendes la linterna? – Dijo Gabriela, cada vez con más desespero - ¡Quiero verte! ¡Quiero saber dónde estoy! ¿Qué pasó? - .

"No es tan fácil, mamá – dijo el hombre –tú aún no tienes derecho, yo sí, pero estoy atrapado en este lugar porque no encuentro mi pie izquierdo, no sé dónde está – desconsolado - . "¡Prende la linterna, por favor, préndela!" – pedía Gabriela - . "¡No, – Dijo una voz sufrida pero firme de aquél hombre – tú no, tú no me quieres, tú me quieres quitar mis brazos y mis ojos; quieres llevarte algo más de mí! ¡Aléjate!



Los pasos del hombre se alejaron corriendo y Gabriela, sin recibir respuesta en todo ese tiempo, volvió a agotarse. Tanto, que estaba cayendo en un profundo sueño. Pero, nuevamente de golpe, el dolor de su vientre regresó. Sentía en su vientre ultraje. El líquido que sentía ahora salir de entre sus piernas era cada vez más basto. Su cuerpo ya no podía más, lloraba su alma y sus fuerzas se le iban. Entre los gritos y el dolor, se acercó a ella la voz del hombre maduro nuevamente, quien entusiasmado le decía: "¡mamá, creo que ya sé dónde está mi pie izquierdo, ya lo encontré, ya lo encontré! – estaba muy alegre aquel hombre y Gabriela tan envuelta en el dolor, delirando, sintiendo partir su vida. El hombre encendió la linterna y Gabriela no pudo ver su rostro. Este dirigió la luz de la linterna hacia el vientre de Gabriela y de ahí extrajo su pie, que era el pie de un pequeño, de un apenas formado bebé. Aquella acción provocó el dolor más fuerte hasta entonces en Gabriela. Esta vez ya no pudo levantarse, su cuerpo estaba ya débil totalmente.



En el vaivén de su vida, pudo ver que un hombre maduro, desnudo, con una linterna en sus manos se le acercaba feliz y le hablaba: "Mamá, ya me voy. Encontré mi pie. Estaba dentro de ti. Ahora completo mi cuerpo puede unirse con mi alma y ya podré atravesar "la puerta".



¿A dónde vas? – Logró pronunciar con gran esfuerzo Gabriela - ¿Voy a estar sola? El hombre abrió "la puerta", de donde salía una luz extremadamente blanca, volteó hacia ella y sonrió. Ya no le contestó. "La puerta" se cerró después de que él atravesara.



La vida casi le abandonaba, cuando Gabriela recobró poco a poco sus pensamientos, ahora lúcidos. Comenzó a tejer los acontecimientos y los personajes principales como ella, su vientre, quien le llamaba madre y su sangre lograron cobrar sentido.



Había estado adolorida porque había sido interferida de su embarazo y su cuerpo había sido forzado de tal manera que no pudo resistirlo. La sangre proveniente de su vientre era aquella hemorragia provocada por aquellos que erróneamente le habían practicado la aborción. Los dolores que llegaban una y otra vez sucedían en los momentos en que con urgencia los falsos médicos trataban de terminar con la práctica antes de que se les escapara de sus manos la vida de Gabriela. Aquél pie izquierdo que quien le llamaba madre no encontraba era el resto del bebé que, aferrado al cuerpo de su joven madre, había quedado perdido, confundido dentro del vientre de ella.



Su última visión de vida en aquél extraño y oscuro lugar era ese lapso de tiempo y espacio de debate entre la vida y la muerte, donde las almas cruzan al lugar de destino final. Ahí, de donde aquel ser inocente no podía marcharse por la falta de una de sus extremidades para poder conjugarse con su alma, destrozada esta, más que por la vida que no tuvo oportunidad de vivir, por la falta de esa conjugación divina.



Gabriela había hecho mal. Había tomado por equivocación una mala decisión. Por su vida y la de su hijo que, sin culpas ni oportunidades, no podría jamás conocer.









FIN
FERNANDO REBOLLAR

VANESSA(HISTORIA)

A CONTINUACIÓN LES DEJO UNA HISTORIA, ES UNA OBRA MÁS QUE DECIDO COMPARTIR CON USTEDES Y QUE ESPERO LES GUSTE. ACEPTO, POR SUPUESTO, SUS CRÍTICAS O SUGERENCIAS, OPINIONES Y LO QUE TENGAN QUÉ DECIR. ENTRE OTRAS, ESTA OBRA FORMARÁ PARTE DE UNA COLECCIÓN QUE PRESENTARÉ, SI ME ES POSIBLE Y LA SUERTE NO ME ABANDONA, EN MAYO, EN LA FERIA DEL LIBRO QUE SE PRETENDE HACER EN MI CIUDAD NATAL NUEVA ITALIA, MICHOACÁN Y DE LA CUAL TENGO MUCHAS ESPERANZAS DE QUE LOGRE SER RECONOCIDO COMO ESCRITOR EN MI CIUDAD Y ASÍ IR TOMANDO EL PESO QUE QUIERO EN MIS PALABRAS, PARA PODER ENCARGARME DE "RECLUTAR" (CUAL ESPECIE DE CLAN) A OTROS ESCRITORES DE LA CIUDAD Y DE LA REGIÓN PARA FORMAR EL GRUPO DE ESCRITORES QUE SIEMPRE HE QUERIDO FORMAR.

LA HISTORIA SE LLAMA "VANESSA", DISFRÚTENLA:

La impactante historia de Vanesa es una más de las que suceden y son olvidadas. Vanesa fue hija de dos adinerados hacendados que vivían en el norte de República Mexicana. Era hija única. Hermosa. Soñaba con ser diferente a todas las mujeres que había conocido, pues todas se habían casado por conveniencia de los padres y no por su propia voluntad. Ella quería ejercer su libre albedrío. Esa libertad de estar con quien realmente se ama.


Su padre era un macho tradicionalista que no le gustaba dar de qué hablar ante la sociedad morbosa y asfixiante que los rodeaba. Por ello, quería que Vanesa se casara con Claudio, un hombre maduro que era por todos conocido y temido, perverso, ruin y ambicioso que conseguía de una u otra forma todo lo que quería.


La madre de Vanesa era una mujer sumisa, quien sufría mucho por la angustia de que su única hija terminara mal por no obedecer a su padre. Sobretodo porque ella sabía ya que su hija se veía, desde hacía tiempo, a escondidas con un joven, al cual verdaderamente amaba y que por su condición de pobre no era del agrado de su esposo. Fernando (el joven) quería algún día poder llevarse de la hacienda a Vanesa y formar una familia feliz. Tenía buenos sentimientos y sueños donde su amaba siempre estaba presente.


Pronto llegó el cumpleaños número dieciocho de Vanesa, donde sería formalmente revelada la fecha de boda entre ésta y el perverso Claudio y a la que había sido invitada toda la gente del pueblo. Después de la cena, Vanesa le hizo una señal a Fernando para verse del otro lado de la hacienda, donde se encontraba un lago. Cuando por fin lograron llegar a un lugar sin ser vistos, comenzaron a platicar desesperadamente sobre su huida. Se pusieron de acuerdo y después se metieron al lago a nadar, sin medir los riesgos de que alguien se percatara de lo que estaban haciendo.

Se desnudaron y dentro del lago comenzaron a abrazarse efusivamente, a soñar juntos, como niños. Se acariciaron y después no pudieron contenerse para consumar una vez más aquél amor oculto, el cual se demostraban con basta pasión.


Perdidos en la entrega, no se dieron cuenta que alguien de los invitados a la fiesta los vio y, de pronto, escucharon la voz del malvado Claudio que había llegado hasta aquella parte de la hacienda: "Me costaste mucho como para matarte. Sal del lago y olvídate para siempre de este infeliz; jamás volverán a estar juntos". Vanesa, asustada, salió del lago, mientras veía cómo a Fernando lo sacaban desnudo algunos de los hombres de Claudio y lo golpeaban de una manera cobarde, sin consideración. Vanesa lloró amargamente y su aloma se desmoronaba.


Cuando los hombres de Claudio se llevaban a Fernando, Vanesa le gritaba que era un desgraciado; Claudio sólo se limitó a darle una cachetada y le ordenó que se vistiera.


Regresaron a la fiesta y Claudio se dirigió a la gente de una manera abrupta, llevando consigo a Vanesa, diciéndoles que la boda se había adelantado para el día siguiente. Todos los invitados se sorprendieron, pero, aunque sabían que algo había sucedido, nadie comentó nada.


Vanesa, cuando tuvo oportunidad de hablar con su madre en privado lloró con ella y le suplicó que investigara lo que había sucedido con su amado.


Al otro día, después de la boda en la iglesia, Vanesa le preguntó a su madre sobre el encargo que le hizo, a lo que ésta le contestó que lo habían encontrado golpeado salvajemente y atado en un árbol, ahorcado. La noticia llenó de dolor el alma de Vanesa, pero no podía hacer nada. De pronto, Vanesa en su rostro reflejó una firmeza nunca antes mostrada. La rabia le consumía y le dijo a su madre con una total seguridad: "Mamá, mírame a los ojos muy bien, porque esta mirada ya nunca la vas a encontrar, ni mi rostro, ni mi risa, ni a la niña que tanto te ama. Ya nunca seré la misma."


Vanesa se fue a su ahora nueva casa y al entrar se encerró en su cuarto. Cuando alguien tocó a su puerta, antes del anochecer, respondió que le dijeran a Claudio que lo esperaría ahí para la noche de bodas.


Fue una tarde rara, pues nunca nadie había sabido de una fiesta de bodas en la que la novia no estaba presente.


Cuando Claudio se fue a su recámara, iba jactado por haber logrado lo que quería; incluso, cuando abrió la puerta del cuarto le llamó "mi amor" a Vanesa. Al entrar, escuchó que la regadera estaba abierta y pensó que Vanesa se estaría preparando para la noche de bodas. Gustoso, se quitó la ropa y se recostó en la cama para esperar a que Vanesa saliera.


Por fin salió Vanesa del baño y gran impresión se llevó Claudio al encontrarse preparado para hacer el amor con una mujer que tenía la cara desfigurada con cortaduras de navajas que, entre llanto, sangre y dolor, se burlaba de él y le pedía cobrarse el dinero que había pagado a su padre por su cuerpo.


Claudio se desesperó y se levantó rápidamente de la cama. No daba crédito a lo que sus ojos le mostraban. Sin articular palabra, se acercó lentamente a Vanesa y después caminó hacia el buró de su cama, abrió uno de los cajones y sacó una pistola, la cual llevó a su cabeza y presionó para quitarse la vida. Aunque no era la reacción que Vanesa esperaba, ya no había nada que ella pudiera hacer.


Se vistió Vanesa y salió huyendo del lugar, casi satisfecha por haberse vengado de Claudio y destrozada por saber que, aún sacrificando su belleza y juventud de esa manera, no volvería a ver a Fernando.


Desde ese entonces, Vanesa nunca volvió a su casa ni en el pueblo se supo más de ella. Se formularon varias versiones de la historia, pero ninguna fue verdadera. La única que fue más creíble, es esta que conté alguna vez en ese pueblo y que les cuento ahora: Vi a Vanesa durante algún tiempo allá en el norte de la República. Nunca quise decirle quién era, sólo le regalé algunas veces unas monedas para que comprara algo de comer. Recuerdo que vagaba por las calles, llevando consigo siempre una caja de pinturas con las que trataba de maquillar su desfigurado rostro. Quizás había ya perdido la noción del tiempo, no aceptando lo que había acontecido en su vida. No aceptando quizás que su rostro ya no volvería a ser el mismo y, tal vez, esperando a que al regreso de su amado Fernando no la encontrara sin la belleza que conoció antes de marcharse.


No la he vuelto a ver desde hace mucho tiempo. Quizás fue mejor así, pues era muy difícil para mí verla y no poder deslindarme de aquéllos años en los que aún no cambiaba mi vida; esos tiempos en que trabajaba para un hombre tan perverso como Claudio, quien me ordenara jalar la cuerda con la que fue asesinado Fernando, el gran amor de Vanesa.




FIN

FERNANDO REBOLLAR

MI ENTRADA DE FEBRERO

HOLA, QUE TAL. PUES ME ES GRATO SALUDAR A TODAS LAS PERSONAS QUE VISITAN ESTE BLOG, SÉ QUE MI RESPONSABILIDAD DE TRAERLES MIS POESIAS, MIS HISTORIAS Y ALGUNOS DIBUJOS MAS CRECE DIA CON DIA, AL VER QUE USTEDES SE VUELVEN CADA VEZ MÁS ASIDUOS LECTORES DE MIS OBRAS. SÉ QUE POCO A POCO VAN ENTENDIENDO ESTE "ESTILO" QUE, AUNQUE ME CUESTA TRABAJO LLAMARLO ASÍ, TENGO QUÉ HACERLO, PUES CREO QUE MÁS QUE UN ESTILO, ES UNA MANERA DE EXPRESARME, TANTO EN UN DIBUJO COMO EN LA ESCRITURA. AGRADEZCO A TODOS AQUELLOS QUE DE MANERA PERSONAL O ESCRITA ME HAN ENVIADO SUS FELICITACIONES POR MI TRABAJO Y ME HAN PEDIDO QUE PUBLIQUE MAS COSAS. ACTUALKMENTE ESTOY TRABAJANDO EN ESCRITOR QUE TRAERE A MAS TARDAR EN UNA SEMANA, TANTO HISTORIAS,COMO POESÍAS; TENDRÁN, ASÍ, LA OPORTUNIDAD DE OPINAR ACERCA DE ELLAS Y ASÍ IR MANTENIENDO ESE LAZO QUE HACE UN TIEMPO YA HEMOS CREADO ENTRE NOSOTROS. GRACIAS, PUES, POR ESTAR AL PENDIENTE DE MYSPACE, DE ESTE BLOG Y DE OTRAS PÁGINAS EN LAS CUALES ME HAN ACEPTADO Y EN LAS QUE HUMILDEMENTE ME ATREVO A APORTAR ALGUNAS OPINIONES O A CONTRIBUIR EN ESTE MUNDO DE LA CULTURA QUE SIENTO ES AL QUE PERTENEZCO. NOS VEMOS Y ESPERO SIGAMOS EN CONTACTO... SU AMIGO: FERNANDO REBOLLAR